Laboral

SATSE advierte: "El número no es suficiente. Urge una transformación cualitativa en el SNS-O"

La situación real de los servicios sanitarios en Navarra demuestra que este indicador cuantitativo no refleja la sobrecarga crónica y la insuficiencia estructural en diversos ámbitos.
Enfermera cansada - fachada ministerio sanidad

Navarra presume de ser la Comunidad Autónoma con la mayor cantidad de enfermeras por cada 1.000 habitantes, con una ratio de 8,4, según el informe “Necesidades Profesionales de Enfermería 2024” que ha elaborado el Ministerio de Sanidad, y que cabría contrastar. De cualquier forma, si así fuera, este dato, lejos de ser un indicador fiable de excelencia, genera dudas sobre su veracidad y pone en evidencia que la cantidad no garantiza la calidad.

La situación real de los servicios sanitarios en Navarra demuestra que este indicador cuantitativo no refleja la sobrecarga crónica y la insuficiencia estructural en diversos ámbitos. Servicios clave como urgencias, oncología, neonatos, medicina interna, atención primaria y domiciliaria sufren sobrecarga constante y constatada a lo largo del año, dejando a la vista la fragilidad del sistema.

Ratios insuficientes en atención primaria y hospitalaria

Navarra presenta una preocupante ratio de 1,35 enfermeras generalistas por cada 1.000 habitantes en atención primaria, muy por debajo de lo necesario para abordar las crecientes demandas de una población envejecida y con altas tasas de enfermedades crónicas. En los hospitales, la situación no mejora: la presencia de especialistas clave, como enfermeras en Salud Mental (0,07 por 1.000 habitantes), o inexistente en los casos de Pediatría y Geriatría.

Falta de especialización: un freno al sistema preventivo

La carencia de enfermeras especialistas es crónica. En 2024, Navarra solo ofertó 16 plazas EIR en total para Salud Mental, Matronas y Pediatría. Esto refleja una falta de compromiso con un modelo de salud preventivo y menos medicalizado, donde la educación en salud y el cuidado comunitario deberían ser protagonistas.

Sobrecarga y precariedad laboral

Casi un 14% de las enfermeras en Navarra trabaja con contratos a tiempo parcial, lo que incrementa la inestabilidad laboral y la rotación.

Además, un 57.8% de las enfermeras supera los 50 años en Primaria, y casi un 50% en la Hospitalaria, lo que augura un escenario de jubilaciones masivas sin un plan claro de reemplazo. La falta de personal en servicios como medicina interna, oncología o atención primaria evidencia que las ratios actuales no se traducen en una mejora tangible de la asistencia.

Un dato alarmante es que más del 39% de las enfermeras en el ámbito nacional han manifestado su intención de abandonar la profesión debido a condiciones precarias, jornadas extenuantes y falta de reconocimiento.

Esta situación no solo agrava el déficit de personal, sino que también incrementa la carga sobre quienes permanecen en el sistema, perpetuando un círculo vicioso de desmotivación y abandono.

Sector privado: una asignatura pendiente

El informe denuncia la falta de datos sobre la distribución y condiciones de las enfermeras en el sector privado. Este vacío informativo dificulta la evaluación real de la carga asistencial total y perpetúa la invisibilización de profesionales en este ámbito.

Exigencias: no conformarse con la mediocridad

Navarra no puede permitirse la complacencia con una cifra media que oculta carencias estructurales. Es imperativo un cambio de paradigma hacia:

  1. Incrementar las plazas de formación especializada (EIR), especialmente en Salud Mental, Pediatría y Enfermería Familiar y Comunitaria.
  2. Crear plazas suficientes de todas las especialidades enfermeras en plantilla orgánica. Y garantizar unas condiciones laborales y profesionales acordes a su formación y experiencia. 
  3.  Garantizar ratios adecuadas en atención primaria, hospitalaria y urgencias, que permitan una atención digna y centrada en las personas.
  4. Reconocer y promover el rol de las enfermeras como agentes clave en la educación en salud y la prevención, siendo la Enfermera Escolar, el perfil más evidente de todos ellos. 
  5. Regular y monitorizar el sector privado, asegurando condiciones laborales y ratios asistenciales equiparables al sistema público.
  6. Implementar políticas de retención y contratación que atraigan a nuevas generaciones y reduzcan el éxodo laboral.

Conclusión

Navarra tiene la oportunidad de ser un referente no solo en cantidad, sino también en calidad y equidad. Es el momento de exigir medidas concretas que transformen el sistema sanitario en un modelo sostenible, preventivo y centrado en las personas, y es el momento de blindar a la profesión en la nueva Ley Foral de Salud de la comunidad para lograr un modelo sanitario vanguardista, garantista y acorde a las necesidades de la población actual y futura. 

Sin ello, la profesión enfermera seguirá siendo una fuerza laboral desaprovechada, y la ciudadanía, la principal perjudicada.